'Decoration' es un cuento de hadas visceral “no apto para personas aprensivas y embarazadas”, tal y como reza en la web del artista Ben Wheele, que “gotea literalmente veneno misántropo”. Admirador confeso de Dalí, el británico entronca esta última pieza con sus obras anteriores como 'Those crazy insides' (2008) o 'Tropical cake boutique' (2010), donde pone en primer plano “el sufrimiento dentro de una espiral absurda” y aprovecha para lanzar un reflexión sobre los mecanismos de la ciencia ficción; también conecta con su producción pictórica y escultórica, que está marcada por una sci-fi inusual y barroca que ha sufrido un retroceso lógico. “Lo que queda es pegajoso y emocional”, confiesa el animador, que, poco a poco ha ido perfilado un estilo personalísimo en un intento de hallar un “pathos barroco” en mundos insólitos donde se dan cita historias cruentas.
Una de sus exposiciones escultóricas destinadas al horror, 'Antiquiti Bonk', sirvió de base e inspiración para realizar 'Decoration', una fábula surrealista que explora en las profundidades de la imaginación para dar vida a la escultura rococó que el mismo artista esculpe. Un elegante florero que habita en el vientre de una chica joven revive algunos sucesos desagradables de su infancia, como la muerte de su hámster, usando tejido vivo.
Wheele bebe de catálogos de decoración y reliquias fotográficas de los años 70, de recuerdos grotescos de la infancia, de lo sangriento kitsch y de todo tipo de mundos fantásticos para dar rienda suelta a un arte excéntrico e inimitable que desafía los límites y las convenciones. El artista cataloga a sus esculturas como “mezcla espeluznante”, caso de las exhibidas en la muestra 'Antiquiti Bonk', que no son cerámica sino resina epoxi, y han sido confeccionadas en muchos casos con software de modelado 3D. “Solo quería que se pareciesen a la cerámica para conseguir el brillo de las vísceras”, reconoce.
M. J López