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Charlotte Gainsbourg rescata 'Hey Joe' para Lars von Trier

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Beck, que el próximo mes de febrero publicará su nuevo álbum, el primero desde el lejano 'One foot in the grave' (2009), produce 'Hey Joe', una nueva versión de la canción escrita por Billy Roberts que, en esta ocasión, interpreta Charlotte Gainsbourg. El tema, que popularizase Jimi Hendrix en la década de los sesenta, acompañará los créditos finales del segundo capítulo de 'Nymphomaniac'. No olvidemos que el personaje central de la película de Lars von Trier responde a ese mismo nombre, Joe. El autor de 'Odelay' ya había trabajado con la actriz y cantante francesa, amiga íntima, en sus álbumes 'IRM' y 'Stage Whisper'. Por otro lado, ayer se confirmaba que el Festival de Berlín acogerá la premiere mundial del 'director's cut' del primer volumen.</p>

A continuación podéis escuchar el single, editado por el sello londinense Because Music. También lo encontraréis en Spotify y Deezer

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Capítulo 3

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Digresionismo


Trailer para 'Transcendence', el debut de Wally Pfister

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Con Christopher Nolan como productor y colaborador, Wally Pfister, director de fotografía habitual del realizador inglés ('Origen' o 'El Caballero Oscuro'), debuta con 'Transcendence', una cinta de ciencia ficción protagonizada por Johnny Deep.

Nuestra civilización se enfrenta a un momento crucial de su historia, a una revolución tecnológica que nos conducirá a un futuro impredecible. A pesar de la controversia que suscitan sus experimentos, el doctor Will Caster (Johnny Deep) es un reputado investigador que goza del reconocimiento de la comunidad científica. Su creación más mimada es un super-ordenador, capaz de pensar y sentir, que fusiona la más avanzada inteligencia artificial con las emociones humanas. El potencial superaría con creces todo el conocimiento individual y colectivo del hombre: la llamada 'singularidad'. Su atrevimiento, sin embargo, le ha granjeado numerosos enemigos y sufre un atentado a manos de un grupo de extremistas anti-tecnología denominada 'La Grieta'. El cuerpo de Caster se consume lentamente porque ha sido abatido con una bala radioactiva, pero su equipo de trabajo logra transferir su mente a la máquina. La transcendencia con la que siempre soñó se hace efectiva. Sin embargo, su poder ilimitado podría convertirse en una amenaza para el planeta.

Rebecca Hall, Kate Mara, Paul Bettany, Morgan Freeman, Cillian Murphy y Johnny Deep conforman el reparto de una cinta que llegará a las salas norteamericanas el 18 de abril de 2014.

Primer póster de 'The Duke of Burgundy' de Peter Strickland

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Peter Strickland, director de la excelente 'Berberian Sound Studio', se haya inmerso en la postproducción de su nuevo largometraje, 'The Duke of Burgundy'. Este "melodrama oscuro" lo protagonizan Sidse Babett Knudsen y Chiara D'Anna, que repite con el cineasta británico e interpretará a una lepidopteróloga amateur cuyos deseos caprichosos pondrán a prueba los límites de tolerancia de su amante. "Después de dañar mis tímpanos durante la mezcla de sonido de 'Berberian Sound Studio', quería filmar algo tierno y tranquilo, pero también intenso. Se trata de una simple historia de amor acerca de una pareja devota cuyas necesidades íntimas rara vez están en armonía", señala el propio Strickland.

El rodaje comenzó a principios de año. Produce Rook Films, la compañía que ha financiado todos los trabajos de Ben Wheatley ( 'Kill list' 'A field in England' ), con la asistencia del Fondo del Cine impulsado por el British Film Institute.

Gainsbourg despliega sus artes 'noir' en 'Nymphomaniac' de Lars von Trier

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Tras una espectacular e insólita campaña viral, Lars von Trier cierra la promoción de 'Nymphomaniac' con el aperitivo del capítulo ocho, 'The Gun'. En el último clip de la película más controvertida del danés hasta la fecha, la ninfómana, Charlotte Gainsbourg, interpretando el papel de Joe adulta, toma conciencia de su poder y despliega sus armas psicológicas e intimidatorias para sorprendernos con artes 'noir'.

Una Gainsbourg en el rol de 'femme fatale', que, cada vez más 'castradora' y neurótica, 'comparte plano' con el pene de una de sus 'víctimas' en un alarde comparativo de fuerzas, despertando en el hombre el temor masculino a la 'retailación'.

A veces, algunas cosas pasan desapercibidas porque nos hemos familiarizado con ellas. Sin embargo, si modificamos nuestro punto de vista, de repente pueden adquirir un nuevo significado. Joe entra en un negocio sucio y pronto descubre que la vida le ha enseñado habilidades muy valiosas para sobrevivir.

La primera parte del díptico se estrenó en España, Dinamarca y Noruega el pasado 25 de diciembre. La segunda llegará a nuestra cartelera el próximo 24 de enero.

María José López

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'Nymphomaniac' de Lars von Trier, confesiones de una Elektra contemporánea

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“Freud ha muerto” . Era la confesión que Charlotte Gainsbourg hacía a William Dafoe en 'Anticristo' con un tono singularmente jocoso. Irónicamente, en la primera entrega de 'Nymphomaniac' escenifica (como nunca antes se había visto en pantalla, pese a los antecedentes literarios) el complejo de Elektra, una metáfora desarrollada por Carl G. Jung para superar las deficiencias que apuntó su mentor en los conflictos edípicos de las niñas en cuanto realidad inevitable de la vida. Situándose en el origen de los deseos más primitivos, Lars von Trier ubica su última producción alrededor de estas elucubraciones, que ponen en primer plano las relaciones emocionales familiares. De la mano de una mujer mítica (en este caso, Joe encarna a la Elektra arquetípica en una versión contemporánea ) hace hincapié en la tragedia que inspiró 'Medea' , más tarkovskiana que dreyeriana en su relación con la pasiones, proporcionando, como ya advirtió Aristóteles, la consabida experiencia catártica en el espectador.

En un escenario que remite en cierto modo a 'El elemento del crimen' , la actriz fetiche y ahora 'ninfa' del danés, en el papel de Joe adulta, recibe el auxilio de Seligman (Stellan Skarsgard), un piadoso profesor de ascendencia judía que, al encontrarse con la mujer tirada en la calle con claros signos de violencia, decide llevarla a su casa. Allí, mientas el hombre le dedica los cuidados necesarios, Joe, rebosante de culpabilidad, narra, a modo de cuento de hadas, los episodios de su vida que han propiciado la lamentable situación en la que se ve arrojada. El mundo parece girar en torno a la sexualidad y su ninfomanía ha determinado su ritmo vital. ¿Disfruta la protagonista realmente del sexo o su ninfomanía es un tipo de neurosis causada por conflictos no resueltos? Joe, con la ayuda de su nuevo amigo, intenta poner orden en el caos de sus experiencias internas. Con un método 'mayeútico' que parece surgir de manera espontánea, la 'paciente' profundiza en su complejidad emocional y en la angustia que la aflige mediante extraños 'tropos' lingüísticos. De este modo, un concepto concreto sirve de hoja de ruta para la elaboración de cada una de las historias que componen los capítulos.

Como una araña tejiendo su tela, Joe va elaborando poco a poco su relato, construyendo puentes para confeccionar una estructura significativa completa . Estableciendo vínculos entre ideas aparentemente disociadas con el fin de encontrar nexos en común, la protagonista da sentido a sus vivencias sexuales en una especie de psicoanálisis lacaniano. Al final todo se reduce a una única cosa: el sexo, que se presenta velado y enmascarado bajo múltiples formas. En este sentido, la imaginación de Joe vuela: un anzuelo de pesca retrotrae el recuerdo de sus primigenias técnicas de seducción, empleadas durante los atrevidos y descarados encuentros sexuales de su adolescencia (con el rostro de una fantástica Stacy Martin). Como buenas 'pescadoras', Joe y su amiga B prueban con el ensayo-error hasta pulir su estilo en un tren que podría proceder de la línea de ferrocarril Zentropa. Al menos hasta lograr que el suyo sea un arte infalible.

La tragicomedia, como vía de escape, también ocupa un lugar privilegiado en la trama con la aparición de una Uma Thurman tan soberbia como epatante en el papel de la señora H, una mujer abandonada y despechada que, aún despreocupándose del amor, no duda en traumatizar a sus hijos, si de ese modo humilla a su insulso marido y, de paso, consigue arruinar su 'flamante' relación. No menos demencial resulta el método que practica Joe a la hora de elegir sus citas: en principio, las ajusta haciendo un repaso anatómico de los genitales de sus compañeros de cama y, después, se encomienda al azar. A propósito del antisemitismo, Joe le aclara a su confesor que “la suma de todos los penes circuncisos equivaldría a la distancia de un viaje de ida y vuelta a Marte”.

Mientras la joven detalla sus aventuras, caso de la fundación del 'club de la rebeldía', donde se citaba con chicas de su edad para declararle la guerra al amor con 'ritos satánicos' y entonaciones en latín que ofenderían a la mismísima Trinidad, Seligman, en un intento de componer una imagen que se ajuste a la verdadera personalidad de la mujer en su etapa adolescente, ficciona la realidad, poniendo de relieve, como si se tratara de un juego mental, la manipulación de la materia base del relato y su consiguiente falta de correspondencia con lo real. Recupera, además, el elevado potencial simbólico que exhibió en el bosque de Eden, marcando un antes y un después en su filmografía. Entonces, una zorra (animal que el psicoanálisis asocia a la lujuria) vaticinaba que “el caos reinaría”.

Siguiendo la estela de 'Melancolía' en lo que respecta a su fijación por el cataclismo interior (y no el exterior) de sus protagonistas, el danés pretende desentrañar la naturaleza femenina desde su vertiente más desconocida, aunque en 'Nymphomaniac' el origen de la ¿neurosis? parece anclarse en los periodos pre-edípicos . Y es que Trier sabe mucho de divanes. Precisamente, 'Anticristo' responde a una recomendación de su terapeuta para superar la profunda depresión en la que se hallaba inmerso a causa de la terrible confesión que le hizo su madre en el lecho de muerte: “Tu padre no es quién crees que es”. Por ello, las concomitancias entre su obra y esta revelación, que supuso un duro golpe para el realizador, no son casuales.

En el bosque de las hadas

El mundo responde a una numerología y un orden simbólico (tanto en su manifestación natural como intelectual) que ocultan nuestras pulsiones bajo códigos racionales. Así, la polifonía de Bach, que esconde un erotismo por descifrar, lleva a la ninfómana a reunir en un collage a tres amantes dotados de cualidades únicas para la composición de una 'partitura' perfecta. El único elemento discordante es el hombre que representa el amor . Un sentimiento que la ninfómana vive desde la confusión emocional. Cuando Joe habla de Jêrome (el chico que, pese a tener un bajo coeficiente, consigue perturbarle el alma), la naturaleza del relato, envuelta en un lenguaje críptico, se vuelve tan irreal como la literatura del cuento de hadas. Joe, como una 'Caperucita Roja' con deseos agresivos y sexuales, se esfuerza por seducir a su padre (el lobo contra el cazador) para que éste la quiera más que a nadie (compitiendo, de este modo, con la figura materna). En búsqueda de la satisfacción sustitutiva, la joven opta por el principio de placer frente al principio de realidad, propiciando encuentros autodestructivos que podrían devenir en una terrible tragedia.

En lo que refiere a la cuestión de si se puede catalogar como cinta pornográfica, 'Nymphomaniac' remite a un problema de identificación, esto es, a la molesta tendencia que asocia lo pornográfico con lo grotescamente explícito y carente de narrativa, obviando el placer intelectual y el erotismo que se oculta bajo las apariencias . Por lo tanto, 'Nymphomaniac' no es una película hardcorde para quienes piensan que el sexo se sitúa en los genitales, mientras que resultará altamente estimulante para aquellos que lo ubican en el cerebro. El goce no reside en A, sino que para conseguirlo, a veces, hay que transitar de A a B, y, en ocasiones, pasando por C. ¿Es coherente tachar a 'La vida de Adele' de pornográfica (por sus escenas más tórridas, básicamente dirigidas a una audiencia heterosexual) y no otorgar la misma consideración a 'Nymphomaniac' (con escenas de sexo tanto explícitas como sugeridas)? O, incluso, que se plantee si es erótica o no.

María José López

Trailer de 'A most wanted man': Anton Corbijn adapta a John Le Carré

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La adaptación homónima de la novela de John Le Carré 'A most wanted man' es el nuevo proyecto del reputado fotógrafo y director de videoclips Anton Corbijn (ha trabajado con Depeche Mode, U2 o Nirvana), que recientemente ha orquestado la imaginería del exitoso 'Reflektor' de Arcade Fire. El cineasta holandés ('Control', 'The American') prepara ahora un thriller de espionaje cuyo telón de fondo es la guerra internacional contra el terrorismo.

Un joven ruso, de ascendencia chechena y musulmán, sin papeles, consigue llegar a Hamburgo, con una considerable suma de dinero y presentando signos de haber sido torturado. En Alemania, reclama un dinero que su padre depositó en un banco privado. Sus movimientos levantan las sospechas de espías antiterroristas de tres naciones, que están convencidos de que han localizado a un importante criminal islamista. Una abogada idealista, defensora de los derechos humanos, y un poderoso banquero son los únicos que conocen la verdadera identidad del hombre. Los servicios de inteligencia mostrarán un gran interés por saber si se trata de una víctima o de un extremista.

Protagonizada por Philip Seymour Hoffman, Rachel McAdams, Robin Wright, Willem Dafoe y Daniel Bruhl, la cinta tendrá su premiere mundial en el inminente Festival de Sundance.

'Quando eu era vivo', el nuevo cine brasileño coquetea con el terror psicológico

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La mezcla de cine social y elementos siniestros, que marcó el debut de Marco Dutra en 'Trabalhar cansa' (codirigida junto a Juliana Rojas), vuelve a estar presente en el nuevo trabajo del brasileño, 'Quando eu era vivo'. Basada en la novela 'A arte de produzir efeito sem causa' de Lawrence Mutarelli, el realizador ahonda en el terror psicológico para convertir una relación paterno filial en una oscura pesadilla.

Después de perder su trabajo y separarse de su esposa, Júnior (Marat Descartes) regresa a la casa de su familia. Pero allí las cosas han cambiado. El hombre se siente un extraño en el hogar que lo vio crecer y pasa los días sentado en el sofá de su viejo padre (Antônio Fagundes), reflexionando sobre su lamentable situación y soñando con Bruna (Sandy Leah), la joven inquilina que ocupa una de las habitaciones. Tras encontrar objetos que pertenecieron a su difunta madre, Júnior, cada vez más atormentado por una serie de acontecimientos sombríos que ocurrieron en su familia, comienza confundir realidad con ilusión.

Encabezado el reparto, una de las promesas del cine brasileño, Marat Descartes ('Super nada', 'Trabalhar cansa'). 'Quando eu era vivo' llegará a las salas de Brasil el 31 de Enero.

María José López

'Snowpiercer', la distopía en movimiento de Bong Joon-ho (clip japonés)

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Más próxima al planteamiento sociológico de 'El señor de las moscas' y 'Rebelión en la granja' que al horror de 'Pánico en el Transiberiano' , Bong Joon-ho, adapta la novela gráfica distópica 'Le Transperceneige' de los franceses Jacques Lob y Jean-Marc Rochette, bajo el título 'Snowpiercer'. El último trabajo del coreano supone su debut en inglés, una moda en alza, que ha altermundializado a directores como Park Chan-wook -productor de esta cinta, entre otros-, con resultados espectaculares en taquilla. Los escenarios post-apocalípticos son territorio firme para el cineasta que tambaleó Seúl con un 'kaiju-eiga' demoledor, 'The host', que le sirvió para cosechar una gran proyección intercontinental y hacerse con todo un ejército de fans. Además de ser una de las piezas cinematográficas que más dinero ha recaudado, junto a 'Dodukdeul', en la historia de Corea del Sur.

El creador de 'Mother' construye, en su primera hazaña desde 2009, una aventura catastrófica, donde un experimento científico fuera de control provoca un trágico cataclismo medioambiental de dimensiones inimaginables. El calentamiento global deriva en una vuelta a la edad de hielo, que arrasa con la vida en el planeta. Los únicos sobrevivientes son los pasajeros del Snow Piercer, un tren superpoblado que viaja por todo el mundo propulsado por un motor de movimiento perpetuo. “La historia está en sintonía con el Arca de Noé”, asegura Joon-ho en entrevistas promocionales, solo que “estos extraños viajeros no podrán permanecer en armonía, incluso en los momentos más adversos”. Según pasa el tiempo, las estructuras de poder -en línea con Foucault-, que en un principio simplemente están perfiladas, se irán configurando hasta el desarrollo de un verdadero sistema de clases (la élite residirá en la parte delantera de la locomotora, mientras los perdedores o pobres tendrán que conformarse con la retaguardia). En analogía con la magnífica novela de William Golding, con la salvedad de que no se busca el bien común, los perjudicados se rebelan mediante revueltas por hacerse con el control del motor -elevado a sacro-, al igual que los niños de la isla se disputaban la caracola como símbolo de poder mediatizado por un instrumento. ¿Recuperará el asiático en su nueva épica la investigación crítica sobre la ontología del poder que subyace en el cómic galo?

'Snowpiecer', filmada en la República Checa y post-producida en Corea, cuenta con un impresionante elenco internacional, Chris Evans, Jamie Bell, John Hurt, Tilda Swinton, Ed Harris, Ewen Bremner y Octavia Spencer , que tendrá que mostrar sus dotes interpretativas hacinado en convoyes y a 80 grados bajo cero. Además repiten actores locales como Song Kang-ho y Ko Ah-sung , que engrosaron el reparto de 'The Host'. Según Twitch, se rumorea que la distribuidora de Harvey Weinstein quiere hacer algunos cambios antes de su estreno en los territorios de habla inglesa, como eliminar 20 minutos de película e introducir voz en off, tanto al principio como al final del metraje. Un problema de tijeras y de subestimación del respetable, al que también tuvo que enfrentarse Wong Kar-wai con 'The Grandmaster'.

María José López


'The Grandmaster', Wong Kar Wai y la poética del Kung-fu

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En sintonía con la visión contemplativa que caracteriza la obra de Wong Kar Wai, 'The Grandmaster', que inauguró la pasada Berlinale, es una exuberante epopeya visual que rinde tributo a la época dorada del Kung-fu (1911-1949), inspirándose en la vida del legendario artista marcial Ip Man, heredero del estilo Wing Chun y mentor de Bruce Lee. El cineasta hongkonés, no sólo pone en primer término la diversidad de estilos y de escuelas que conformaban el antiguo Kung-fu, sino que también plantea cómo se perdieron de manera irrevocable técnicas de combate ancestrales durante la invasión japonesa. Tras dos lustros de ausencia, Kar Wai, que ha invertido seis años en la preparación de su último proyecto, vuelve con un trabajo preciosista, retomando las artes marciales que ya exhibió en 'Ashes of time'.

1936. China sufre un periodo convulso. Un tiempo de caos, división y guerra. Los japoneses comienzan a ocupar China, la rivalidad entre clanes aumenta y los enfrentamientos se suceden. Dos maestros, cada uno representando un estilo: Ip Man (Tony Leung), nacido en el sur, y la bella Gong Er (Zhang Ziyi), que viaja desde el norte a Foshan, ciudad natal de su rival, para asistir a la ceremonia de jubilación de su abuelo, que se celebrará en el opulento burdel 'El pabellón de oro', donde hombres y mujeres practicaban el Kung-fu como si fuese una disciplina próxima a la danza. Pese a que la chica es la única persona que conoce el 'Bagua' y el movimiento de 'las 64 manos', que le enseñó su padre, sus mayores se niegan a nombrarla sucesora. Er está dispuesta a elegir el camino de la venganza si así defiende sus derechos como mujer y, resentida, reta a Ip Man a un combate privado ¿Quién asumirá el rol del anciano?

Wong Kar Wai firma una historia de traición, honor y amor. Los enfrentamientos entre la joven y su contrincante son un ballet de seducción. En plena lucha, sus rostros, a veces, casi se rozan en un intento de besarse. Pero Man está casado, y Er es demasiado orgullosa para admitir cualquier interés romántico. No tienen ninguna posibilidad, tan solo el anhelo doloroso del amado, retratado ya en trabajos anteriores del asiático como 'Deseando amar' o 'Chungking Express'. 'The Grandmaster' cuenta con soberbias puestas en escena y el conocido coreógrafo de acción Yuen Wo Ping ('Matrix', 'Kill Bill', 'Tigre y dragón') fue el encargado de diseñar las escenas de combate.

La cinta, que cuenta en su reparto con Tony Leung ('Deseando amar', '2046') y Zhang Ziyi ('2046'), llega hoy a salas españolas de la mano de Golem.

María José López

'The better angels', la forja de un presidente inmortal

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Producida por Terence Malick, ' The better angels' es el debut de diseñador artístico de 'El árbol de la vida', AJ Edwards , colaborador habitual del realizador texano ('To the wonder', 'El nuevo mundo'), que promete “una historia cruda, fascinante e impactante”. La cinta, que tendrá su premiere mundial en el inminente Festival de Sundance (el próximo 18 de enero), es un drama centrado el la infancia de uno de los presidentes más influyentes de la historia de Estados Unidos, Abraham Lincoln .

La niñez que Lincoln vivió en Indiana, donde llegó con su familia a los siete años de edad, y las dificultades a las que se enfrentó, incluido el abandono del padre, son el 'leit motiv' de AJ Edwards. Allí, el joven Abe creció intelectualmente y se convirtió en un adulto. Abarcando un periodo de tres años, el cineasta retrata con una maravillosa fotografía en blanco y negro las experiencias cruciales del hombre que lideraría el país: los libros que abrieron su mente, cómo se forjaron sus convicciones morales o la importancia de las mujeres, que le guiaron el camino hacia la inmortalidad.

Jason Clarke , Diane Kruger , Brit Marling , Wes Bentley y Braydon Denney conforman el reparto de 'The better angels'.

M. J. López

Primeras imágenes de 'The Two Faces of January' de Hossein Amini

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El guionista de 'Drive', Hossein Amini, debuta como director con 'The Two Faces of January', una adaptación de la novela homónima de Patricia Highsmith. Protagonizada por Kirsten Dunst, Viggo Mortensen y Oscar Isaac, este thriller psicológico tendrá su premiere mundial, fuera de competición, en la próxima Berlinale.

1962. Una glamourosa pareja estadounidense llega a Atenas en barco a través del canal de Corinto, el carismático MacFarland Chester (Mortensen) y su joven y seductora esposa, Colette (Dunst). Mientras visitan la Acrópolis conocen a Rydal (Isaac), un joven americano que trabaja en Grecia como guía turístico. Aunque en la retaguardia estafa a sus clientes, Rydal sucumbe ante la sofisticación y la riqueza del matrimonio. Sin embargo, el exterior afable de los Chester esconde oscuros secretos. Su creciente encaprichamiento con la vulnerable y sensible Colette despierta los celos y la paranoia de su marido, provocando una peligrosa batalla de ingenio entre los dos hombres.

Para la ocasión, Amini también ha fichado para el score a otro de los pilares de la película de Nicolas Winding Refn, Cliff Martinez.

'Cooties', ¿quién puede matar a un niño?

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Codirigida por Cary Murnion y Jonathan Milott, 'Cooties' es el primer largometraje de un tándem artístico versátil, que ha realizado instalaciones de arte, publicidad, cortometrajes, animación o vídeos musicales. Combinando terror y comedia, la pareja asegura que 'Gremlins' es su referente más cercano: "un clásico oscuro que transforma a lindas criaturas en bestias sedientas de sangre".

Un misterioso virus, que sólo afecta a la población infantil y se trasmite a través de los nuggets de pollo, causa estragos en un pequeño pueblo de Illinosis. Los pequeños se convierten en monstruos salvajes y violentos. La enfermedad se ceba con la escuela de primaria, donde los alumnos infectados dan rienda suelta a sus fantasías de venganza contra los docentes. Liderados por un interino, un variopinto grupo de profesores intentará controlar la situación, aunque para ello deban hacer lo impensable.

Protagonizada por Elijah Wood, Alison Pill, Rainn Wilson, Jack McBrayer, Jorge Garcia y Nasim Pedrad, la cinta, escrita por Leigh Whannell e Ian Brennan, se estrena esta semana en el Festival de Sundance. Arrancando su promoción audiovisual, SpectreVision y Glacier Films lanzan un goloso cartel diseñado por Jay Shaw.

'The Babadook', terror psicológico en Sundance

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El Festival de Sundance programa en competición oficial 'The Babadook', la ópera prima de la cineasta australiana Jennifer Kent. La sección Midnight proyecta hoy una cinta que bebe del terror psicológico, tanto clásico como contemporáneo. 'La semilla del diablo', 'El quimérico inquilino', 'El exorcista', 'Déjame entrar' o 'La profecía', se cuentan entre el acervo del que se nutre la directora para convertir el cuento de medianoche en una terrorífica pesadilla.

Afligida por la muerte violenta de su marido, Amelia debe educar sin ayuda a su hijo Samuel, de seis años, y además tiene que enfrentarse sola a los temores que sufre el niño, ya que asegura ver un monstruo en la oscuridad. Cuando Samuel descubre un inquietante libro de cuentos llamado 'El Señor Babadook', entiende que el extraño ser del título es la criatura con la que ha estado soñando. Pronto, la mujer planta cara a esa presencia siniestra que amenaza su casa.

2013, un año de cine

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Retroalimentación

El Cine no ha muerto pero casi se ha ahogado, no tanto por la acción caprichosa de una caterva de políticos sin escrúpulos particularmente empeñados en despreciar la conciencia crítica de aquellos a los que gobiernan, que también, como por falta de inventiva en un medio que sufre más que nadie la pertinaz fuga de talentos que viaja con billete de ida al mundo catódico. Naturalmente, no hablo de esa televisión empalagosa fabricante de productos indigestos, debates inanes y polémicas policromadas que tanto despreciaban nuestras neuronas en tiempos adolescentes y que nos hicieron huir del medio como alma perseguida por el diablo, en muchos casos para no volver, si no de aquella otra, igualmente voraz, que pelea por cada porcentaje de share invirtiendo en talento, esfuerzo y medios de producción con tal determinación y empeño profesional que no sólo logran superar a la competencia con productos altamente sofisticados narrativamente hablando sino a sí mismos, temporada a temporada, a cambio de contentar a sus seguidores. Hasta tal punto el usuario final, cliente o consumidor se ha convertido en beneficiario sucinto de este modo de entender las cosas que series de competencia contrastada como 'Homeland' se ve sanamente vilipendiada por una furiosa camada de defensores a ultranza de las bondades que contenía la producción de Showtime en los dos años previos. Vale que la tercera temporada de 'Homeland' se ha travestido, quizá sin quererlo, en la penúltima de '24' pero, ¿acaso no era '24' un ejemplo paradigmático de lo que debía ser el entretenimiento serializado en la televisión? ¿Acaso una serie que toma como punto de partida las connotaciones trágicas y dramáticas derivadas de un juego entre el gato y el ratón con el 11-S como excusa modal, no debe dejarse tentar por las servidumbres arquetípicas que han definido al género de espías desde los tiempos de la guerra fría?

Con los ecos de la “boda roja” de la tercera temporada de 'Juego de Tronos' aún resonando en nuestros cerebelos como ejemplo evidente de cómo deben hacerse las cosas a ese lado del tubo catódico para evitar el acomodo, y con esa deliciosa derivación que, a modo de spin-off, ha propiciado el alargamiento de la trama de "El Gobernador" en la mid-season de la cuarta temporada de 'The Walking Dead' , uno no puede dejar de pensar que el mundo sigue, y no necesariamente tras una pantalla gigante. Y que hemos puesto la palabra “acomodo” sobre la mesa, a medida que el bueno de J. J. Abrams va naufragando creativamente en cada uno de sus nuevos proyectos televisivos, todos cortados por el mismo patrón (como ocurre con 'Alcatraz' o 'Almost Human'), sigue dejando su impronta de fan con derecho a roce en productos tan destacados y reivindicables como 'Star Trek: En la Oscuridad' , caleidoscópica odisea espacial de texturas infográficas pero entrañables donde brilla con voz propia el bueno de Bennedict Cumbertach, el Sherlock Holmes de la BBC por cierto, ya que hablábamos de retroalimentación. Lo que, de otro lado, no nos parece mal indicio para la nueva saga galáctica que la pluma de Abrams planea reformular (si Disney & Lucas lo permiten) en los próximos tiempos.

Apocalipsis

El cine no ha muerto, decía, pero casi, en un mundo condenado a su propia automutilación como aquél que dibujaba con torpes resultados la troupe de Seth Rogen en 'Juerga Hasta el Fin' , aquí particularmente emperrada en ensartar a Michael Cera en su regreso al cine yanqui tras sus dos lisérgicos trabajos en Chile al lado de Sebastian Silva. Película infernal donde la haya, en todos los sentidos, 'Juerga hasta el fin' se define como una especie de émulo gamberro ma non troppo de la mucho más afinada y cimbreante 'Bienvenidos al fin del Mundo' de Edgar Wright, ésta sí, retrato generacional con apocalipsis al fondo, en realidad, casi un remake de las dos cintas anteriores del director inglés ('Shaun of the dead', 'Hot Fuzz') que no sólo cierra juiciosamente la trilogía de marras, el destino de esa camada de aquellos treintañeros no es sino un mundo robótico abiertamente empeñado en que los menos jóvenes se integren en “su red”, también despierta el creciente interés del cine de comedia hecho en las islas. Y es que si 'Juerga Hasta el Fin' representa el ajuste de cuenta de los propios actores para consigo mismos, con la habitual egolatría de la que suelen hacer gala, 'Bienvenidos al Fin del Mundo' extiende su mensaje auto-analítico al de toda una generación, y eso también incluye a los propios espectadores.

La nueva comedia americana, por alusiones, apenas si ha sabido reverdecer viejos laureles en este 2013 gracias a la escasa capacidad de sus principales dadores de reinventarse más allá del tópico grosero ni aún en sus insistentes intentos por acomodar de tintes subversivos esos puntos de partida de indudable originalidad que, finalmente -es una batalla perdida-, siguen concretando con un previsible happy end, con una resolución asaz conservadora. Sirva como ejemplo 'Somos los Miller' de Rawson Marshall Thurber, paródica hiperbolización de constantes heredadas de alguno de los seriales norteamericanos de mayor éxito ('Weeds', 'Breaking Bad', 'Sons of Anarchy'), según avanza el entramado, sacrificadas para dar pábulo a una resolución complaciente y prototípica en exceso que desvirtúa hasta límites insoportables la mayor parte de sus aciertos, casi todos relacionados con una sucesión de gags más o menos hilarantes. En cuanto a 'Niños Grandes 2' … ¿Qué pereza da hablar de 'Niño Grandes 2', no?

Revolución

El cine no ha muerto, insisto, pero se ha vuelto muy raro: Joss Whedon hace películas indie ( 'Mucho ruido y pocas nueces' ). Ben Wheatley hace y/o estrena películas indie a pares ( 'Turistas' , 'A Field in England' ). Steve McQueen hace películas indie como si no lo fueran y hay quien se lo cree ( '12 años de esclavitud' ). Claire Denis hace una película que me gusta ('Les Salauds'). ¡Cineastas mumbleclore hacen y/o logran estrenar en salas patrias películas de género! ( 'You are the next' , 'The battery' ). Lars Von Trier sigue haciendo películas a pares ( 'Nymphomaniac' ), sigue haciendo películas polémicas, también a pares ('Nymphomaniac'), y sigue haciendo polémica con sus películas: recurso promocional infalible que debe el danés a su departamento mercadotécnico -esos cracks- incluyendo el revolucionario hecho de no permitir el pase previo de su película a los medios españoles, no sea que...

Y hablando de revoluciones. Ni una sola de las grandes producciones de género financiadas en suelo californiano ha obviado el componente crítico (ecológico, sociológico, antropológico, político) en sus leitmotiv argumentales pero ni una sola se ha atrevido a llevar al extremo paroxístico sus conclusiones más turbulentas . Quizá por ello la que más destaque es la que menos en serio se toma a sí misma. Y es que 'Riddick' tiene, de largo, el mejor arranque de cine de género del año: cuarenta minutos insuperables preñados de bestias salvajes, paisajes insólitos y buen quehacer expositivo-narrativo que el gran David Twohy no sabe (o sabe que no debe) mantener durante todo el entramado; y aún así esta cuarta entrega de Riddick supera con creces en inventiva, sentido nihilista y espectáculo non sense, de claras y gozosas reminiscencias westernianas además, a la remesa de películas fallidas sólo en cuanto a resultados últimos ( 'Elysium' , 'After Earth' , 'Oblivion' ) que nos ha regalado el cine de ciencia ficción de alto presupuesto en lo que va de año. Que no ha sido un mal año para el cine de ciencia ficción, especialmente en lo que refiere a 'Gravity', después incidiré en ello, y no sólo por 'Gravity', que los puristas no encajarán de ningún modo en dicha categoría, también gracias a obras orgullosamente próximas a la serie B como 'The Purge. La Noche de las Bestias' de James DeMonaco, 'Europa One' de Sebastián Cordero, 'Last Days on Mars' de Ruairi Robinson, 'The Colony' de Jeff Renfroe o 'The Dyatlov Pass Incident' de Renny Harlin, alguna de las cuales comparten capital de producción, medios e intenciones y todas, en mayor o menor medida y en este orden, un apreciable interés por desarrollar argumentalmente sus puntos de partida.

Pero este apartado no iba de ciencia ficción sino de revoluciones. Y, en concreto, de esa revolución que sólo se permite en dosis calculadas tan característica de esta realidad nuestra que hoy nos adocena y también del cine-denuncia hecho en Hollywood desde la década de los setenta y que sigue esa máxima de “libertad consentida” cuya naturaleza explican los hermanos Wachowsky y Tom Twyker en 'El Atlas de las Nubes' citando a Alexander Solzhenitsyn: “Mantendrás el poder sobre las personas siempre y cuando a cambio les des alguna cosa (...) pero si a un hombre se lo quitas todo, ese hombre ya no estará en tu poder”; tagline argumental que define bien y a las claras la que es la película más abiertamente sediciosa de un tiempo a esta parte aun cuando se nutra de postulados subversivos tan subrepticios que apenas si dejan vislumbrarse entre semejante maremágnum de cuitas filosóficas, relatos kármicos, reencarnaciones extemporáneas, gotas en el océano capaz de reavivar conciencias e historias cruzadas dicotómicamente enfrentadas y empeñadas en repetirse indefinidamente hasta convertir la Tierra en un anacronismo. Y es que 'El Atlas de las Nubes' no sólo una estupenda y poliédrica adaptación de una no menos estupenda y poliédrica novela de David Mitchell, sino la cinta de culto del año (pasado), de tardío estreno en medio mundo y que merece no ya una revisión anual, también muchos más adjetivos elogiosos de lo que la mayoría de los críticos, espectadores y espectadores-críticos quisieron (o quisimos) admitir en su momento.

El espacio tridimensional

Y vuelvo a 'Gravity' , sí. Que es casi lo mismo que decir que vuelvo al espacio. De hecho, es lo más cerca del espacio que voy a estar alguna vez. Después de haber superado el impacto inicial que provoca el manierismo del primero de sus planos secuencias y la constatación evidente de que el espacio tridimensional así filmado puede transformarse en un personaje más de una película (en realidad, en el protagonista sucinto de la misma por mucho que la verborrea fatalmente cómplice de Clooney y, sobre todo, los monólogos interiores o no de Sandra Bullock parezcan insistir en lo contrario), nos queda una película que, más allá de lo que ofrece argumentalmente, al menos en un plano consciente, respeta con cierto denuedo los clichés característicos de los géneros clásicos.

'Gravity' no es una película de ciencia ficción al uso, pero sí es un thriller al uso, una cinta de suspense al uso, un drama intimista cuyo desarrollo busca una reparación existencial al uso, una película de aventuras al uso, una space movie memorable. Es un cúmulo de tantas cosas y tan virtuosamente narradas que cualquier esfuerzo, por mi parte, por minusvalorarla (mohines de Sandra Bullock incluidos) es poco menos que perder el tiempo.

La utopía

Si pensáramos en una película que resultara de la confluencia de los universos creativos y conceptuales de Malick, Lynch y Cronenberg no me cabe la menor duda que daría como resultado esta 'Upstream Color' de Shane Carruth . Más allá de sus inagotables ideas subrepticias, la mayoría de ellas de corte filosófico-existencial (incluso se llega a atisbar cierta pulsión nihilista en la secuencia en que se ejecuta al creador-experimentador), me gustaría destacar la eficacia rotunda de sus alegorías conceptuales (guarden o no relación con la ciencia ficción), con esas rimas visuales y auditivas que engalanan un metraje que ese montaje sobresaliente del que hace gala toda ella no deja de subrayar y, fundamentalmente, con ese tono melancólico que sustenta y justifica su armazón argumental. En palabras de David López: 'Upstream Color' es “una película elegante y clarividente (…); ciencia ficción abstracta, metafísica y deliciosamente romántica (…); una alegoría sobre la libertad humana, el pulso del individuo contra los mecanismos de control social y los procesos de interconexión que sustentan el ciclo de la vida”. También, esto lo digo yo, es una de las películas del año por mucho que su aureola hipster le haya hecho perder enteros entre la masa crítica.

'The Congress' de Ari Folman adapta una novela de ciencia ficción de Stanislaw Lem que parecía imposible de adaptar. Lo hace parcelando su entramado en dos partes. El primero juega con la idea del deterioro de la imagen. El segundo hace lo propio con la percepción. Uno y otro incide en la idea lemiama que concibe al individuo como un ente si no manipulable sí maleable al antojo de los poderes fácticos, medie o no una solución química reactiva. Un mensaje muy actual, además de oportuno, en estos tiempos en que la información y la responsabilidad política se vierte al sistema a través de una pantalla de plasma y que incide en la idea de que el mundo que vemos o percibimos no tiene por qué ser exactamente el mismo en el que vivimos realmente. Nada nuevo a este lado de la caverna, como vemos.

Contra pronóstico

La última película del veterano Neil Jordan, 'Byzantium' funde el espíritu y esquemas argumentales de, por este orden, 'Entrevista de un Vampiro', 'Déjame Entrar' y 'Rise: Cazadora de Sangre', permítanme la auto-cita, “con ese habitual buen gusto estético-narrativo al que otrora nos tenía acostumbrados el director de 'En Compañía de Lobos'”. Contra pronóstico, el resultado de dicha conjugación es una película encomiable que no sólo vuelve a demostrar que al género vampírico le quedan más vidas que excusas marcianas a los responsables de prensa de cierto partido político, también que el bueno de Neil Jordan sigue vivo y no planea retirarse a corto plazo. Destacable, por cierto, la labor de sus dos protagonistas femeninas: Saorsie Ronan (destacada protagonista de la distópica 'How I Live Now' ) y Gemma Arterton; y lo exageradamente tardío que se nos antoja su estreno en suelo patrio...

Dos excepciones más sobre el papel condenadas al fracaso. 'Guerra Mundial Z' de Marc Foster que, por cierto, “apenas si guarda parecido con la novela que dice adaptar”, tampoco en su recomendable versión extendida, y 'Pacific Rim', “una cinta incomprendida solo a medias, ruidosa actualización del subgénero mecha que se beneficia de esos esforzados añadidos lovecraftianos dispuestos estratégicamente” por Guillermo del Toro “para ganarse el plácet de cierto sector crítico”. Como muchos de sus parientes, 'Pacific Rim' “también se empeña en destrozar, casi pornográficamente, los símbolos y edificios más representativos (...) que es justamente lo que Hollywood ha venido haciendo en los últimos tiempos con el Capitolio con dos películas veraniegas de acción desbocada; la primera: 'Objetivo La Casa Blanca' , obra y gracia del simpar Antoine Fuqua, y la segunda, y peor, 'Asalto al Poder' , por cuenta del habitual del subgénero Roland Emmerich en la que quizá sea si no su película menos subversiva, sí, al menos, la más difícilmente defendible en términos analíticos” aunque logra trasladar a la gran pantalla, con no poco acierto, “ese pensamiento populista de querer depurar responsabilidades a los políticos de turno, al menos desde un plano emocional (cualquier otro camino parece ya utópico), derribando los símbolos que refrendan su estatus; precisamente, ese mismo estatus que generosamente le regala la propia ciudadanía cada cuatro o cinco años”.

Sleeper-Hit

'Expediente Warren. The Conjuring' es, de largo, la cinta de terror (y sustos) del último lustro; un ejercicio de precisión tensional absolutamente reivindicable que, literalmente, pone los pelos de punta (como bien podrían atestiguar los apoya-brazos de las butacas a las que se aferraban insistentemente los espectadores que cohabitaban a mi lado en la sala del cine, seguramente víctimas de un desperfecto cardiaco casi irreversible); pura artesanía demiúrgica de aromas y texturas clásicas (y clasicómanas) al servicio de una trama manida, sí, repleta de clichés característicos, también, que, sin embargo, no desmerecen ni uno solo de sus aciertos, casi todos referidos a la interpretación, puesta en escena y dirección . Película sorprendente a todas luces, cinta de culto por méritos propios, en realidad, la excusa reivindicativa que financia estas líneas y que consagra a James Wan no ya como uno de los directores más interesantes de su generación en cuanto a reinvención de todo un subgénero se refiere (junto a Ti West y Rob Zombie), también como un tipo capaz de llevar a cabo este propósito (con alguna excepción puntual que le perdonamos aprovechando el entusiasmo suscitado por esta película) utilizando recursos narrativos y expresivos de toda la vida.

C’est fini?

Dos de las películas francesas más destacadas del año se pueblan de elipsis, discursos (co)medidos y una cierta propensión estética en su puesta en escena. 'Les Salauds' de Claire Danes es un polar que no quiere serlo; desde este punto de vista, es la negación del polar y, sin embargo, conserva buena parte de sus constantes estéticas (incluyendo coches setenteros) y discursivas (ese fatalismo implícito que definía a las mejores obras de Melville) : no hay policías ni delincuentes con conciencia de serlo; sí empresarios venidos a menos dispuestos a abandonarlo todo con tal de ajustar cuentas contra aquél (esta vez empresario exitoso) que parece responsable de las desgracias que han asolado de un modo u otro a su familia. Pero lo que menos importa es lo que cuenta sino cómo Claire Danes lo cuenta, incluso más que eso, importa cómo va empujando su narración hacia un precipicio impalpable cuya dimensión última sólo se acierta a vislumbrar una vez analizada su contundente conclusión.

'La vida de Adele' de Abdellatif Kechiche dura ciento ochenta minutos y, contradictoriamente, también destaca por sus elipsis. Pero a pesar de esas elipsis o, quizá, gracias a que esas mismas elipsis permiten invocar saltos de tiempo que nada aportarían al devenir narrativo de la obra, el director franco-tunecino se permite el lujo de explicitar complacientemente las escenas de sexo, de alargar las conversaciones hasta el infinito, de abusar de los primeros planos de sus dos protagonistas femeninas hasta que llegamos a conocer cada pliegue de sus caras como si fueran las nuestras, de reincidir una y otra vez en las diferencias culturales, sociales, familiares y educacionales que separan, quizá inexorablemente, a las dos partes de esa ecuación condenada a no resolverse que da pie a la película ... Y no lo hace de cualquier manera en una cinta que no sólo habla del tránsito a la madurez, ese tópico, también de la necesidad perentoria de vivir el momento, ese momento concreto, como si no fuera volver; quizá porque de veras nunca lo haga.

Por cierto, que eso es justo lo que ofrece cualquier película en su primer visionado. ¿Será ésta la causa de que nos guste tanto el Cine, incluso en mitad de este océano turbio en el que se ha convertido nuestra cotidianidad y que poco o nada le importa a quiénes deciden en nuestro nombre?

J. P. Bango

'Wetlands' de David Wnendt, tabúes femeninos y fluidos corporales

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Tras retratar el neonazismo que sacude actualmente Alemania con 'Combat girls', David Wnendt adapta 'Wetlands' ('Zonas húmedas', editado en España por Anagrama), el controvertido 'best seller' de Charlotte Roche que propició una acalorada polémica entre las feministas germanas, tachándolo como “profundamente perturbador”. La culpable: su protagonista, una joven que, como consecuencia de su obsesión por el placer anal y su escepticismo con respecto a reglas básicas de higiene femenina, es arrastrada hacia un viaje salvaje y, curiosamente, romántico.

Mientras se masturba, a Helen (Carla Juri) le gusta experimentar con verduras y piensa que el aseo personal está sobrevalorado. Además, siente una gran inquietud por los fluidos corporales, especialmente los de origen sexual. La chica, que no termina de encajar en su entorno por incomprendida, está completamente destrozada por el divorcio de sus padres y su sueño es ver a la familia reunida. La única amiga que tiene es Corinna (Marlen Kruse), cuya compañía le sirve para reventar tabúes femeninos. Un día, Helen sufre un accidente depilándose sus zonas íntimas que la lleva directa al hospital. Allí, gracias a su feroz ingenio y sinceridad, provoca la simpatía del médico jefe que la considera un caso inusual.

"Explícita, a menudo escabrosa, pero también una novela sorprendentemente lograda, que evoca la voz de Salinger en 'El guardián en el centeno', la perversión de Ballard en 'Crash' y el ideario feminista de Germaine Greer en 'La mujer eunuco'", escribía P. Oltermann en las páginas de Granta. La cinta, que compitió en el pasado Festival de Locarno, se exhibe ahora en la sección oficial a concurso (internacional) del Festival de Sundance, que finalizará el próximo domingo.

M.J.L.


Directoras persas: 'A girl walks home alone at night' y 'Appropriate behavior'

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La identidad sexual, la soledad o las imposiciones ideológicas son los temas que más preocupan a las directoras persas. Tres ediciones atrás, Sundance programaba con acierto el primer trabajo de la iraní Maryam Keshavarz (premiada en la Berlinale 2006 por su cortometraje 'El día que morí'), 'Circumstance', que exploraba el incipiente despertar sexual de dos lesbianas en el contexto de la escena artística underground de Teherán, contribuyendo, sin duda, a que una nueva generación de realizadoras se lanzasen con obras poco convencionales. Un relevo que recoge en el presente certamen Desiree Akhavan (destinada a ser la próxima Lena Dunhan) con 'Appropriate behavior', una pieza de corte intimista cuya protagonista es bisexual y vive encarcelada en un mundo tan complejo como hilarante. Por otro lado, el fantástico estará bien representado de la mano de la atrevida Ana Lily Amirpour y su insólito western persa de vampiros 'A girl walks home alone at night'. Ambas cintas concurren en el festival estadounidense, que finalizará el próximo domingo.

Fascinada por lo desconocido y macabro, Ana Lily Amirpour (cortometrajista, pintora y escultora), otrora líder de una banda de art-rock llamada Flut, y ahora es responsable de la evolución del género vampírico gracias a su ópera prima 'A Girl Walks Home Alone at Night' . Con Sergio Leone, Jim Jarmusch o David Lynch como referentes de partida y filmada en blanco y negro, la realizadora confecciona un oscuro cuento de hadas atemporal, donde la mezcla de cine de género e idiosincracia cultural está arropada por una banda sonora inspirada en la música del Ennio Morricone de los sesenta y el pop iraní.

Bad City. Una localidad fantasma de Irán en la que reina la muerte y el desamparo. Es hogar de prostitutas, drogadictos, proxenetas y otras almas sórdidas. Pero los depravados lugareños no saben que están siendo acechados por una solitaria vampira.

De referencias autobiográficas, Desiree Akhavan (creadora de 'The Slope', una serie cómica), debuta con 'Appropriate behavior' , un melodrama que enfatiza la homosexualidad femenina. Woody Allen, Noah Baumbach o Sarah Polley son el modelo para una directora que apuesta por “una visión franca sobre la sexualidad, incluidos los aspectos más grises y sucios”. Shirin (interpretada por la propia artista) es una joven norteamericana, hija de iraníes, que sufre una profunda crisis al romper la relación con su novia, Maxine, incapaz de entender por qué no le cuenta a sus padres que es bisexual. Cuando el hermano de Shirin anuncia su compromiso matrimonial, la chica, atrapada en una red de costumbres familiares, se embarca en una rebelión privada que implica todo tipo de aventuras pansexuales.

María José López

'Blind massage' de Lou Ye, un ensayo (contemplativo) sobre la ceguera

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Basada en la premiada novela 'The blind' de Bi Feiyu, el cineasta Lou Ye , que se enemistó con la censura china a causa de su punzante drama político de corte romántico 'Summer Palace', vuelve con 'Blind massage' , un retrato cálido sobre la ceguera y las vicisitudes de la vida. Protagonizada por Qin Hao ('Misterio', 'Spring Fever'), Guo Xiaodong o Zhang Lei, la cinta competirá por el Oso de Oro en la 64º edición del Festival de Berlín.

En Nanjing reside una hermandad de masajistas ciegos especializados en la terapia Tuina, considerada como parte integrante de la medicina tradicional china. La cotidianidad y las costumbres que envuelven el centro de masajes, las alegrías y las tristezas compartidas entre los compañeros de trabajo, o las experiencias amorosas son descritas por el realizador en tono contemplativo.

Documentalistas en Sundance: 'Love Child' y 'Mr. leos caraX'

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No sólo ostenta el título de ser el festival indie por excelencia (junto al SXSW), sino que Sundance, también, es el certamen que presenta más piezas realizadas por mujeres en sus secciones competitivas de todos cuantos se celebran. En esta edición, un 30% de las cintas a concurso en las categorías de no ficción (USA y World Documentary) pertenecen a realizadoras. Todo un récord si se compara con los festivales europeos. En este sentido, Cannes resulta escandaloso. En el pasado ejercicio sólo concurrió en Sección Oficial 'Un chateau en Italie' de Valeria Bruni Tedeschi (hermana de la exprimera dama francesa). Mientras que directoras como Sofia Coppola o Claire Denis quedaron relegadas a Un Certain Regard, sin posibilidad de acceder al palmarés. Volviendo a Sundance, en concreto a la categoría documental, la presencia femenina se abre hueco con temas artísticos o sociales. Caso de la socióloga Berit Madsen, que, en su ópera prima 'Sepideh, reaching for the stars' , realiza un trabajo de campo con una familia iraní cuya protagonista no deja de mirar al cielo porque sueña con ser astrofísica, o Valerie Veatch, que se sumerge con 'Love Child' en la complejidad de un hecho real escalofriante. El interés por el arte viene de parte de Tessa Louise-Salomé, cuya admiración por Leos Carax la ha llevado a realizar su primer trabajo 'Mr. Leos CaraX' , o Chelsea McMullan, que en ' My prairie home ' filma el último tour del artista transgénero Rae Spoon.

Dos años después de debutar en Sundance con 'Me at the zoo', la documentalista Valerie Veatch repite en el mismo certamen con 'Love Child'. En su último trabajo, la estadounidense ilustra el colapso del 'dualismo digital' y la adicción a los videojuegos online a partir de un suceso acaecido recientemente en Corea del Sur . Sin arrojar juicios morales, Veatch muestra la delgada línea que existe entre el mundo real y el digital, en un país que se postula como líder global en cuanto a infraestructura de Internet. La realizadora incide en la tragedia personal y en las consecuencias negativas del uso/abuso desmedido de la tecnología en uno de los países más conectados del mundo. En 2010, una niña surcoreana llamada Sarang murió de desnutrición porque sus padres estaban tan enganchados a los juegos en red que se olvidaron de que tenían una hija que alimentar.

La riqueza de las imágenes y las ideas filosóficas que conforman las obra de Leos Carax son el motivo que impulsó a Tessa Louise- Salomé a crear un documental sobre la misteriosa obra del director , que conquistó definitivamente al público con su última producción 'Holly motors'. 'Mr. leos caraX' combina entrevistas (críticos de cine, miembros de reparto o el propio Carax) con material de archivo. La realizadora pinta un cuadro donde está presente el brillante imaginario del francés pero vertiendo, a su vez, su propia poética visual y una amplia gama de emociones. El espíritu místico, la reputación de 'genio loco' que acompaña al artista, su alter-ego proyectado en los roles que desempeña Denis Levant o los personajes románticos y autodestructivos que pueblan su filmografía: aspectos en los que se centra la cineasta gala.

M. J. López

'My prairie home' de Chelsea McMullan, retrato de un artista transgénero

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Tras dirigir cuatro cortometrajes y dos documentales para televisión, Chelsea McMullan estrena su último trabajo en la sección World Documentary de Sundance. La canadiense, habitual de festivales como Toronto y las ediciones digitales de medios como Vogue, Vice o Dazed, apuesta nuevamente por el cine de no ficción.

Con una guitarra acústica y un ordenador portátil, el artista transgénero Rae Spoon (que se refiere a sí mismo con el neutral 'ellos'), se embarca en una modesta y melancólica gira a lo largo y ancho de Canadá, viajando en autobuses y alojándose en moteles. 'My prairie home' tiene un enfoque impresionista, frustrando las expectativas de aquellos que esperan otro documental musical al uso. La película también sirve para retratar su vida en el seno de una problemática familia evangélica de Alberta.

Primeras imágenes de 'Tourist' de Ruben Ostlund

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Tras la excelente recepción crítica de 'Involuntary' (seleccionada para la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes) y 'Play' (presentada en la Quincena de los Realizadores, la incluimos en nuestro top cinéfilo anual el pasado año), Ruben Ostlund prepara su tercer largometraje. Filmada en los Alpes franceses y con un presupuesto de cinco millones de euros, 'Tourist' se divide en tres capítulos que relatan cómo una avalancha cambia el destino de una familia que disfruta en las montañas de un fin de semana de esquí .

Según Ostlund, el film, "que incluirá la avalancha más espectacular de la historia del cine", mostrará "cómo las personas se comportan con cobardía y destapan su lado oscuro cuando se produce una situación extrema, tal y como sucedería en una zona que sufre un conflicto bélico". "Será como una pieza de cámara sobre el alma nórdica y, en ese sentido, pienso en 'El discreto encanto de la burguesía' de Luis Buñuel" , ha asegurado a Variety.

Aunque el Festival de Gotemburgo exhibió esta semana algunos clips de avance, todo apunta a que el nuevo trabajo del realizador sueco supondrá su tercera visita a la Croisette.

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